LOS HUERTOS SOLARES COMIENZAN A DAR FRUTOS: FORMACIÓN BÁSICA CON PRIORIDAD PARA LOS CACEREÑOS
La mayoría son parados que necesitan reconvertirse, seleccionados entre 800 personas de todas las edades. El curso, promovido por el ayuntamiento, formará una bolsa para las empresas, que crearán 1.100 empleos.
David, Libertad, Jonathan y Jacob se enfrentan a su primera clase de montaje de paneles solares fotovoltaicos. David ya estaba un poco familiarizado con el oficio. Los demás no, pero demuestran soltura y sobre todo le ponen empeño. «No parece difícil», aseguran, «es cuestión de cogerle el tranquillo y repetir bien todos los pasos». Jóvenes que no llegan a la veintena trabajan codo a codo con personas a un pie de la jubilación. Hoy aprenden en una nave de Las Capellanías y mañana esperan trabajar en los campos que circundan Cáceres instalando decenas, cientos, miles de paneles en las grandes plantas fotovoltaicas ya proyectadas. Son su tabla de salvación frente a un desempleo que castiga durante demasiados meses, demasiados años…
Esta semana ha comenzado el curso gratuito promocionado por el Ayuntamiento de Cáceres, a través de la Universidad Popular, para la formación en el montaje de placas fotovoltaicas. En solo nueve días se presentaron casi 900 solicitudes para 300 plazas. Dirigido a personas desempleadas o demandantes de mejora de empleo, con una reserva del 20% destinada a colectivos de especial vulnerabilidad, el curso ofrece a los alumnos las competencias mínimas exigidas para optar a los empleos que la construcción de estas plantas generará ya mismo en Cáceres. De hecho, la formación acabará el 26 de febrero y se creará una bolsa con el fin de que las firmas energéticas puedan contratar a los alumnos, quienes obtendrán el diploma correspondiente de aprovechamiento.
Los alumnos inician la instalación partiendo de distintos tipos de estructuras.
Solo las primeras plantas ya aprobadas, las de Iberdrola y la empresa extremeña Alter Enersum, que invertirán 98 y 56 millones de euros en los entornos de Malpartida y Casar (municipio de Cáceres), respectivamente, crearán hasta 1.100 puestos en sus máximos picos de trabajo durante la fase de construcción, de unos tres años. Lógicamente buscarán la mano de obra lo más cerca posible. Cuestión de ahorro de energía, que de eso las eléctricas saben mucho. En definitiva, cientos de empleos al alcance de una ciudad como Cáceres con poca población cualificada para montar paneles fotovoltaicos. De ahí que el ayuntamiento haya destinado una partida de más de 13.000 euros para hacer posible este curso, y no descarta organizar otros, «habida cuenta del alto interés que hay en la ciudad», explica el concejal de Urbanismo, José Ramón_Bello, responsable de la tramitación de estos proyectos.
Lo más difícil, la criba
Las fotovoltaicas llegan en tiempos de covid como un maná. La academia Consultoría y Formación Balbo, que ya ha organizado otros programas docentes para el sector de las instaladoras, ha sido la ganadora del concurso convocado por el ayuntamiento y lo ha dispuesto todo en pocas semanas, en contacto con el propio consistorio y con las energéticas que levantarán las plantas. «Lo más difícil ha sido la selección entre tantas solicitudes en poco tiempo. Hemos seguido los criterios que nos ha indicado el ayuntamiento y la Universidad Popular: primar a quienes han perdido el empleo, sobre todo en tiempos de covid. También hemos valorado que tuvieran algún conocimiento, al menos las titulaciones que se suelen pedir para estos trabajos como la Tarjeta Profesional del Metal, y alguno de los certificados de profesionalidad relacionados con las instalaciones solares», explica Hernando Gómez, administrador de la Consultoría Balbo.
Pero además hay personas de perfiles vulnerables. Por todo ello, al final se han tenido que aplicar criterios de desempate como la paridad de género y el empadronamiento en Cáceres, que prima la inserción laboral de los cacereños frente a personas de otros destinos.
Entre los 300 seleccionados destaca por su número la horquilla de 35 a 45 años. «Son personas que han perdido el trabajo recientemente, venían sobre todo de la hostelería y el comercio», destaca Juan Carlos Castaño, gerente de Balbo. Ahora todos están dispuestos a convertirse en los instaladores más eficientes de paneles fotovoltaicos. Eso sí, con las medidas necesarias frente al covid. De hecho, los responsables les han dividido en grupos de 15 personas que no se cruzan en ningún momento durante la formación. Realizan una clase semanal teórica sobre Prevención de Riesgos Laborales, y otra práctica. En esta última se subdividen en grupos burbuja de 5 alumnos con una continua desinfección de herramientas. Aprenden sobre todo el montaje de placas, que es lo que realmente buscan las empresas. Por eso no necesitan entrar en temas más técnicos como potencia u otras cuestiones.
El profesor que imparte las clases prácticas es Julián Serrano, ingeniero de obras públicas con varios masters y cursos de energías renovables en su currículum. «Trabajamos con diferentes tipos de estructuras que se utilizan en placas solares, para que comiencen por montar la propia estructura y luego el panel sobre ella. Es decir, empiezan de cero y aprenden a instalar todas las piezas, a fijarlas y a realizar la conexión de las placas», explica el profesor. Pero además de las nociones básicas, los alumnos le plantean otras cuestiones sobre las utilidades de los paneles, los tipos, su funcionamiento y su normativa. «Se les ve con muchas ganas de encontrar en este sector una salida profesional, porque es de los pocos que actualmente están funcionando y las perspectivas son buenas, máxime en un país como España con tantas horas de sol aprovechables», subraya.
Las clases se imparten en la nave alquilada a Grúas Eugenio, que además ha instalado un completo ‘arco anticovid’ que mide la temperatura, dispensa gel hidroalcohólico, limpia el calzado y radiografía los rostros para certificar que llevan mascarillas. Estas clases durarán poco más de un mes porque las plantas necesitarán personal en breve. El ayuntamiento no entrará en la recogida de currículums, como se ha hecho en otros municipios. Prefiere que lo hagan las propias empresas. «No queremos mezclar lo público con los intereses privados, pero sí hemos pedido a estas compañías que establezcan procesos abiertos, objetivos y transparentes, conforme a la legalidad», subraya el concejal José Ramón_Bello. «Desde el ayuntamiento –apunta–, se ha hecho lo que a nuestro juicio debíamos hacer: liberar suelo para estas instalaciones y facilitar una formación a personas que en muchos casos tienen que reconvertirse desde ciertos sectores que vienen maltrechos de la anterior crisis, con el fin de lograr una mayor inserción laboral».
Además, el edil insiste en que los empleos de las fotovoltaicas no serán tan pasajeros, es decir, no tienen por qué expirar con la construcción de las plantas. «Estas personas habrán obtenido una formación y una experiencia que les permitirá dedicarse al montaje de otras grandes plantas o a instalaciones más modestas, por ejemplo en edificios». Recuerda que la «agenda urbana» camina hacia unos inmuebles «cada vez más eficientes y sostenibles», que precisarán estas dotaciones.
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